¡Atrévete a pensar en grande!

«Cuando soplas, todo se cumple. Soplar es desear. Desea».

Albert Espinosa.

     No sé el resto, pero a mí siempre me ha gustado pedir deseos:

     — Me encanta cuando es mi cumpleaños. Cada año tengo la oportunidad de pedir un nuevo deseo.

     — Me fascina cuando voy al campo, veo un diente de león, lo cojo, medito bien lo que voy a desear y soplo con fuerza.

     — Me hace mucha ilusión encontrar tréboles de cuatro hojas, en medio de un montón de tréboles de tres.

     — Me divierte poder tirar una moneda a alguna fuente y sonreír cuando ya he decidido qué deseo estará atado a ella.

    Pero por encima de todo, me divierte desear.

     ¿Por qué desear? Desear es como el germen de lo que vendrá detrás, más allá de lo mucho que nos encante tirar monedas a una fuente o soplar velas, los deseos no se cumplen dejándolos al azar; por eso, hemos de crearlos.

     Estoy segura que todos habremos oído frases del tipo: «soñar es fácil, pero hacerlo posible no tanto», y me pregunto… ¿qué es fácil? es fácil justificar los pensamientos negativos que nos vienen a la cabeza cuando queremos hacer algo, pero sentimos miedo; es fácil, también, abandonar nuestros sueños y continuar en nuestra zona segura; es fácil no intentar las cosas; y sí, es fácil soñar y difícil conseguirlo, pero… ¿merece la pena intentarlo? ¿merece la pena perseguir aquello que queremos y que muy previsiblemente nos hará muy felices? Yo creo que la respuesta es sí, cueste lo que nos cueste, y demos las vueltas que demos, sin lugar a dudas merecerá la pena.

     ¡No os voy a engañar! Yo también tengo miedo. Yo también soy la primera que se autocensura. Yo también… Yo también… Yo también…

     ¿Qué podemos hacer frente a esto? No negar lo evidente, pero… ¿qué es lo evidente? ¡que queremos algo! verbigracia acabar unos estudios determinados. Y diréis… es que eso es lo sencillo, lo difícil llega después… ¡pero no! no lo es. Todas las metas que nos planteemos en nuestra vida, son sueños que tenemos, y que hemos conseguido poco a poco; sea el sueño que sea, ninguno es sencillo, no los desvaloricemos. Ninguno llega solo por arte de magia, por mucho que queramos reducir las cosas al azar, no se trata de eso, sino del trabajo que hemos invertido en construir cada uno de ellos.

     Una vez leí algo, que se me quedó grabado… igual es una tontería, pero es la tontería en la que me gusta pensar cuando creo que los obstáculos son imposibles de vencer, o cuando creo que todo se torna gris. Lo comparto sin nombre de autor (porque no sé quién es) y entrecomillado (para que quede constancia de que no lo digo yo):

 

«¡Recuerda!

Puedes más de lo que imaginas.

Vales más de lo que piensas».

     ¡Nos vamos viendo entre las líneas de cada publicación!

Verónica Blázquez.